Hoy vi un maletín, lo portaba un senor con características físicas similares a las de Woody Allen. Un maletín desgastado, color castano, antíguo, magnífico. Ver ese artefacto para portar objetos me hizo pensar en la periocidad con la que abrazamos con cursilería a la rutina, a las calles que recorremos en ciclos infinitos, a los edifícios conocidos, al café de la esquina, a ...; nos aferramos hasta el hartazgo a los hábitos, celebramos ritos nupciales con lo preconcebido y no vemos los maletines, ahí tan cerca, tan maravillosos, llenos de historias en su interior. Qué suenos habrá cargado ese maletín? Qué anécdotas tendrá para contar? Si solo lo dejáramos hablar...hablar con sus colores, con su textura, con la mano que lo carga. Y dejamos pasar por alto tantas veces tantas cosas, una nena bajo la lluvia llevando una caja de tulipanes y resguardándola para que no se moje con su paraguas, un gato en el regazo de una viejita en el tren, alguien que te mira por el reflejo del vidrio del metro. Está todo ahí, no hay que emprender exóticos viajes, solo basta con observar (que no es lo mismo que ver). Se observa con el corazón, con el impulso fotosensible de los ojos pero animado por el alma. Y una vez mas me encuentro sumergida en un prólogo de Cortázar, me despojo de todo prejuicio y veo la magia que me rodea, esa senora con una taza de café en sus manos tiene ojos de cansancio y de paz; hace falta sacar un conejo de la galera para que se llame magia?. Calle, street, rua, rue, hojas en blanco para comenzar a escribir, las calles son renglones y nosotros escritores.
Lo que otros llaman buenos hábitos a mi me rompe en mil pedazos, me estrella con su realidad imposible. El hábito te hace sentir seguro y calentito como estar con una manta en pleno invierno, te atrapa con su simplicidad, te extorsiona y te manipula, estás ahí cómodo. En piloto automático: despertar, trabajar, comer y dormir, dormir, despertar, trabajar y comer...y así "n" veces. Y es fácil caer en la trampa, pero no, ahí está el maletín recordandome que hay mil caminos por recorrer e historias por contar.
" ...Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el hotel de enfrente; la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina. "
Julio Cortázar
Vidas prefabricadas enlatadas y etiquetadas, lejos estamos de comprar su cochino producto aniquilador de almas, voy a encontrar al que te miro por el reflejo del vidrio y le voy a sacar los ojos con una cuchara.
ResponderBorrarPd: te amo.
brillante!!!! ♥♥
ResponderBorrarGracias Nori! recièn leo este comentario jaja! :)
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